La algarroba es un fruto delicioso ideal como sustituto del chocolate, lleno de beneficios nutritivos y propiedades excelentes. Te descubrimos también cómo prepararlo con una exquisita receta.

Si sigues una alimentación saludable, sea o no vegetariana, es bastante posible que en algún momento hayas encontrado alguna receta que cuente con este alimento como ingrediente principal: la algarroba.

Se trata de una vaina de color castaño oscuro o blanco que contiene en su interior una pulpa gomosa de sabor dulce, la cual rodea las semillas. Eso sí, dependiendo del tipo de algarroba ante el que nos encontremos sus usos culinarios serán diversos. Así, por ejemplo, mientras que la vaina blanca es utilizado sobre todo en la cocina para la obtención de harina o como espesante y gelificante, la vaina negra es muy popular por su uso como sustituto del chocolate con una clara diferencia, y es que en realidad posee muchísima menos grasa en comparación con el cacao, no contiene teobromina y es tremendamente bajo en azúcar.

¿Y cómo se obtienen sus vainas para que se conviertan en una excelente alternativa al chocolate? Muy sencillo: cuando las vainas están maduras adquieren un característico color marrón oscuro. Luego sus frutos son desecados, tostados y pulverizados, lo que les confiere esa apariencia tan característica y similar al que posee el cacao cuando se sirve en polvo. Es más, dependiendo del grado de tostado se pueden obtener distintas tonalidades y sabores, de la misma forma que podemos disfrutar de distintos cacaos en función de su pureza.

La algarroba es muy rica en nutrientes esenciales, entre los que podemos mencionar tanto vitaminas como minerales. Además, destaca por ser muy baja en grasas y por aportar un interesante efecto saciante muy útil para dietas de adelgazamiento. Entre su contenido nutritivo podemos mencionar la presencia de:

Vitaminas: vitamina D y vitaminas del grupo B, entre las que destacan la B1, B2 y B3.
Minerales y oligoelementos: como es el caso del fósforo, magnesio, potasio, hierro, silicio y calcio.

También contiene otros nutrientes esenciales, como por ejemplo es el caso de la provitamina A y betacarotenos y una buena cantidad de fibra. Además, aunque no posee grasas sí es tremendamente energético, dado que un 50% de su composición son azúcares y un 10% proteínas.

Beneficiosa para el tránsito intestinal

La algarroba destaca por su alto contenido en fibra, lo que se traduce en que su consumo regular es sumamente beneficioso para nuestro tránsito intestinal, dado que lo mejora y lo regula.

Por ello es muy útil para quienes sufren de estreñimiento, ya sea ocasional o crónico. Es más, es muy beneficiosa para la mucosa intestinal al incrementar la flora de lactobacilos y actuar como un laxante suave. Por otro lado, su contenido en mucílagos la convierten en un remedio natural contra las diarreas y las inflamaciones de las mucosas.

Muy rica en antioxidantes naturales

Los antioxidantes naturales son compuestos que ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro de nuestras células, protegiéndolas además de la acción tan negativa de los radicales libres.

La algarroba aporta cantidades interesantes de taninos, un antioxidante natural tremendamente poderoso.

Útil en dietas de adelgazamiento

Si sigues una dieta de adelgazamiento con el objetivo de bajar de peso y te apasiona el chocolate, no hay duda que encontrarás en la algarroba a una aliada. ¿Por qué? No solo porque posee un 40% menos de grasas en comparación con el chocolate, sino que además aporta un interesante efecto saciante, lo que te ayudará a tener menos apetito.

Además, aporta una mayor cantidad de calcio en comparación con el chocolate con leche.

Ideal para niños

Si tus hijos tienden a ser muy golosos y les apasiona el chocolate es bastante posible que en algún momento hayas pensado en qué hacer para que no coman tanto dulce. En este sentido la algarroba puede serte de gran ayuda, sobre todo para sustituir la bebida de cacao soluble (tan poco saludable y llena de azúcares).