La visita del Presidente Mauricio Macri, la semana pasada, a la planta de El Palomar de la empresa PSA Peugeot Citroen, anunciando con bombos y platillos una inversión de u$s 320 millones, se dio en el marco del acuerdo firmado con las automotrices con el aval de las burocracias sindicales del SMATA y de la UOM.


Este acuerdo, que propone un plan para producir 1 millón de autos por año en seis años, se firmó mientras la industria automotriz es golpeada por las suspensiones y los despidos (Toyota, Ford, Wolkswagen, General Motors).

La presencia de Macri en Peugeot es una buena explicación de por qué el acuerdo automotriz fue analogado al de Vaca Muerta para la Industria Petrolera: desde el año 2005 a la actualidad, la planta del Palomar, despidos y suspensiones mediante, pasó de operar con 4000 trabajadores a tener 800 en la actualidad. Esos obreros son presionados para desarrollar objetivos de productividad infernales de la mano de condiciones laborales que convierten a la fábrica en un infierno de explotación. Peugeot no es solo un paraíso del “comer y descomer” (Ponte, Secretario de Empleo) y de la flexibilidad laboral, sino también el terreno de la tercerización laboral, con 15 empresas tercerizadas (limpieza, estampado, transporte de autos, vigilancia, mantenimiento, planta sur, entre otras). Las suspensiones en Peugeot siguen vigentes desde el año 2008 y los despidos disfrazados de retiros voluntarios son una realidad cotidiana. Peugeot funciona como Macri quiere que funcione el mercado laboral en Argentina.

La flexibilidad laboral, las suspensiones y despidos y la tercerización en Peugeot tiene a su primer garante en los delegados de la UOM, gremio en el cual se encuentran encuadrados los trabajadores y que responden políticamente a los pejotistas Torres-Curto. Quienes deberían defender a los obreros y pelear por sus derechos laborales, son los primeros voceros de la patronal, mediante el método del apriete y la patota al estilo de los Pignanelli y Pedraza.

La planta automotriz ha funcionado de esta forma siendo Fiat, siendo Sevel y siendo Peugeot, con la protección de todos los gobiernos y todos los Intendentes, en especial del ex Intendente Hugo Curto, quien fuera Secretario General de la UOM de Tres de Febrero, durante muchos años y que antes de dejar el gobierno beneficio a la empresa con obras aledañas como el túnel de Martín Coronado.

Esa regimentación que la burocracia sindical ejerce sobre los trabajadores de Peugeot no impidió, no obstante, que en su visita Macri fuera repudiado por los trabajadores. Un reflejo, en el Vaca Muerta de Tres de Febrero, de la voluntad de los trabajadores de enfrentar el ajuste a pesar de la burocracia sindical.